Las historias no contadas, los recuerdos no vividos, las experiencias que nunca fueron; los sinsabores de la vida y los reencuentros que pudieron haber sido y no sucedieron...tantas historias, y tantas vidas, que se cruzan y entrelazan, pasan a ser parte un momento tan único como irrepetible: la conversación.
Y es aquella mediante la cual, a través del ritual de poner la pava y esperar, resuelve dudas e inquietudes; otras veces, hasta hace sonreír. Luego, al elegir del cajón la bombilla—que siempre está en el mismo lugar, pero a veces, desaparece—, hacemos esperar al mate una y otra vez, porque vamos rememorando y contando, más y más de aquella historia. Es entonces cuando, casi sin mirar, la yerba cae en forma de lluvia sobre aquello que de a poco va desapareciendo: la angustia, la tristeza, el dolor. Incluso la decepción se transforma en reflexión, y queda entonces la conjetura de que al final, de todo se aprende.
Al silbar de la pava nos damos cuenta, que el tiempo ha pasado, y por poco nos quemamos. ¿No es así, como también en la vida misma, "casi" erramos? Si no fuese por ese "casi"...
El interlocutor, sonríe. Pues aún no ha tenido tiempo de acotar, más que con la mirada y algún gesto oportuno, puesto que una palabra lleva a la otra, y de nuevo es tiempo de calentar el agua.
"Y bueno, qué se le va a hacer"—dicen, moviendo los hombros. —"¿le cambio la yerba?"
Cerramos la puerta y sabremos, que aquel momento que quedara en la memoria, será parte de nuestro libro de la vida, donde una vez más hay un invitado principal que siempre será el protagonista, más nunca revelará lo que haya oído: el mate. Y aquellas historias, un camino a casa, donde cada sorbo es un abrazo para cada corazón que se derrama en aquel momento compartido.
Fin.
Un camino a casa nace del encuentro de vidas donde el mate es el punto de partida para abrirse y ser con la otra persona. Personas que elegimos, que amamos, que conocemos. Nace a partir del arte, y del arte de hablar, de preparar y de servir, para que cada argentino tenga en su casa un objeto único digno de admirar, pero tambien, de disfrutar.
Cada pieza es trabajada a mano, pintada respetando un proceso único que parte de conocer la madera de algarrobo, y todo su tratamiento, hasta el diseño que su futuro dueño ha elegido plasmar.
Nuestro deseo, es que cada Marplatense que nos elija, y aún compatriotas de nuestra querida Argentina, pueda ser parte de esta bellisima experiencia.